1.-
hepatitis C
El virus de la hepatitis C (en adelante, VHC) se descubrió
en el año 1989.
Se puede afirmar que el VHC ha sido el máximo responsable
de las hepatitis adquiridas por transfusiones.
Actualmente, dadas las medidas de prevención, el riesgo
de contraer la hepatitis C por transfusiones es muy
bajo.
2.- ¿Cómo se detecta
el virus VHC?
La infección por el VHC se detecta mediante dos pruebas:
ELISA y RIBA.
ELISA es la primera prueba que se hace y RIBA es la
prueba de confirmación. Son pruebas que determinan la
existencia de anticuerpos contra el VHC. Cuando son
positivas se puede casi asegurar, en la mayoría de los
casos, que un paciente está infectado por este virus.
Actualmente existen otras pruebas que pueden ser utilizadas
para diagnosticar una infección por el VHC. Son las
que detectan la presencia del virus, es decir, la VIREMIA
(número de virus). A pesar de que no se utilizan habitualmente
para el diagnóstico, sí son útiles para confirmar o
descartar la presencia de infección activa en aquellos
casos con transaminasas normales, para controlar la
evolución de la enfermedad cuando el paciente recibe
tratamiento, o en aquellos casos en que no se practica
una biopsia hepática y el paciente, se puede beneficiar
de tratamiento.
3.- ¿Cómo se transmite
el virus de la hepatitis C?
La principal forma de transmisión es la vía endovenosa.
Ello tiene importancia en las personas con déficit
de la coagulación que necesitan tratamiento sustitutivo.
Los concentrados de Factor no se pudieron someter a
técnicas totalmente seguras de inactivación viral hasta
el año 1989. Es, por tanto, a partir de este año cuando
se elimina el riesgo de contraer la hepatitis C a través
de los factores de la coagulación.
También pueden estar infectadas por el VHC aquellas
personas que por accidente se han pinchado con agujas
utilizadas por pacientes infectados por este mismo virus.
Esto es especialmente importante en el colectivo de
personas con coagulopatías que se administran el factor
a domicilio. La falta de precaución puede comportar
un riesgo importante e innecesario de que los familiares
contraigan el VHC.
No existe la seguridad de que el VHC se transmita por
vía sexual. En todo caso, lo que sí puede afirmarse
es que se transmite por esta vía con mucha menos frecuencia
que el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y el
VHB (virus de la hepatitis B).
Estudios específicos en parejas de hemofílicos demuestran
que la transmisión sexual del VHC es muy baja.
Existe la posibilidad de transmisión del VHC de madres
a hijos durante el embarazo o el parto cuando la madre
tiene una hepatitis por VHC. Se ha calculado que la
transmisión del VHC de madres a hijos en el momento
del parto es inferior al 5%, estando el riesgo asociado
al nivel de viremia, es decir: a más número de virus,
más probabilidad de transmisión. También parece que
aumenta la posibilidad de transmisión cuando la madre,
además, esta infectada por el VIH.
Tal y como pasa en otras enfermedades, la PREVENCIÓN
es la clave para evitar que esta enfermedad se disemine
y se convierta en incontrolable.
4. ¿Cómo evoluciona la
infección desde que se adquiere el virus de la hepatitis
C?
Podemos decir que la infección por el VHC progresa
muy lentamente (más de 20 años en la mayoría de los
casos) y es generalmente asintomática (el paciente no
tiene ninguna molestia), diagnosticándose en la mayoría
de ocasiones por análisis.
En general. Esta es una infección crónica. Aproximadamente
un 15% de personas que han adquirido la enfermedad consiguen
de forma natural eliminar el virus de su cuerpo. El
resto, un 80-85%, continua teniendo el virus y presenta
a lo largo de los años una hepatitis crónica, que se
detecta por la alteración de los enzimas hepáticos (transaminasas)
y que sigue siendo asintomática.
Es importante saber que durante este período los valores
de las transaminasas pueden alterarse para después volver
a la normalidad sin que ello indique un empeoramiento
o progresión de la infección por el VHC.
El grado de lesión hepática en los enfermos con infección
crónica es muy variable. A pesar de que la mayoría tienen
hepatitis crónica persistente o activa (que son dos
formas de hepatitis crónica), la evolución es tan lenta
que solamente un 7-10% de pacientes llegarán a desarrollar
enfermedades hepáticas graves. Estas complicaciones
no parecen, en general, antes de 25-30 años después
del contagio.
Existen algunos estudios que demuestran que la progresión
de la enfermedad es más rápida si la persona está infectada,
además por el virus VIH.
Como ya se ha comentado, esta infección puede no dar
ningún tipo de molestia, excepto en aquellos enfermos
que se encuentren en fase de enfermedad hepática grave.
Los síntomas variarán dependiendo de la gravedad de
la lesión hepática, siendo los más frecuentes: malestar
general, pérdida de apetito, cansancio, hinchazón de
piernas y vientre, ictericia (ponerse amarillo)...
5.- ¿Qué controles médicos
hay que llevar por el hecho de estar infectado por el
virus de la hepatitis C?
Los controles médicos ante la sospecha de infección
tienen que estar encaminados a detectar qué personas
están infectadas por el VHC y, si es posible, el grado
de lesión hepática. Todo paciente que tenga factores
de riesgo por estar infectado por el VHC debe ponerse
en manos de un equipo médico que conozca a fondo esta
enfermedad y someterse a controles periódicos, determinaciones
analíticas y exploraciones complementarias. Incluso
biopsia hepática.
En el colectivo de personas con coagulopatías, la práctica
de biopsia hepática comporta un riesgo de sangrado no
despreciable, incluso con la administración previa de
Factor.
Este hecho es importante, ya que en la mayoría de personas
afectas de infección por VHC, sin defectos de coagulación,
la decisión de hacer tratamiento se basa fundamentalmente
en la biopsia hepática y en la persistencia de la alteración
de los valores de transaminasas. Recientemente, se ha
observado que la determinación de la VIREMIA y el tipo
de VHC infectante pueden ayudar a decidir qué pacientes
se beneficiarán de tratamiento.
6.- ¿Tiene tratamiento
la infección por el VHC?
El único tratamiento que se ha demostrado eficaz, hasta
hoy, para la infección por el VHC es el INTERFERÓN.
6.1- ¿Qué es el INTERFERÓN?.
El INTERFERÓN es una proteína producida por las células
que tiene una acción directa contra el virus y, al mismo
tiempo, evita la infección de nuevas células hepáticas.
Esto evita la progresión de la enfermedad e incluso
puede curar la infección.
6.2- ¿Cómo se administra
el INTERFERÓN?.
El INTERFERÓN se administra de forma subcutánea. La
dosis de Interferón es de 3 millones de unidades (3
MU), 3 veces a la semana.
6.3- ¿Quién tiene que
recibir tratamiento con INTERFERÓN?.
No todos los pacientes infectados por el VHC tienen
que recibir este tratamiento.
Antes de iniciar el tratamiento con INTERFERÓN deben
practicarse análisis y visitas médicas periódicos encaminados
a decidir qué pacientes tienen que recibir tratamiento
y en cuáles está contraindicado.
Los que tienen que recibir tratamiento son aquellos
en que se demuestre una alteración de los valores de
transaminasas mantenida, que sean jóvenes y en los cuales
no haya evidencia de cirrosis hepática.
6.4- ¿Es eficaz el tratamiento
con INTERFERÓN?.
Los estudios realizados con INTERFERÓN han demostrado
que un 20-30% de los pacientes tratados presentan una
REMISIÓN COMPLETA de su enfermedad. Esta se define por
una normalización de los valores de transaminasas y
la ausencia de virus después de un año de haber finalizado
el tratamiento.
A pesar de que no se puede afirmar categóricamente,
el enfermo que ha presentado una remisión completa es
difícil que vuelva a presentar reactivación de su enfermedad
hepática, aunque en algunos pacientes pueden presenta
recaídas tardías.
Desgraciadamente, aún no se sabe con seguridad qué
pacientes responderán mejor al tratamiento con INTERFERÓN.
Parece ser que aquellos que tienen una viremia baja
y que tienen un determinado tipo de VHC responden mejor.
6.5- ¿Tiene efectos secundarios
el tratamiento con INTERFERÓN?.
El INTERFERÓN tiene unos efectos secundarios que se
deben conocer, pero que en ningún caso deben ser obstáculo
para iniciar el tratamiento cuando su médico lo considere
indicado. El control médico estrecho de estos efectos
secundarios forma parte del tratamiento con INTERFERÓN
ya que, en algunos casos, su presencia puede obligar
a disminuir o retirar la medicación.
Los efectos secundarios que no obligan a detener
la medicación y que son generalmente bien tolerados
son los siguientes:
Precoces:
( 1ª semana de tratamiento).
Escalofríos.
Fiebre.
Dolor de cabeza.
Artralgias.
Pérdida de apetito.
Cansancio.
Náuseas.
Diarreas.
Insomnio/Somnolencia.
Tardíos:
. Cansancio
. Pérdida de apetito
. Caída de cabello
. Fiebre persistente
. Dolor de cabeza
. Pérdida de gusto
. Irritabilidad
. Depresión
. Ansiedad
Los principales efectos secundarios que obligan
a detener la medicación son:
Los trastornos psiquiátricos (depresión endógena, psicosis)
Las enfermedades de la tiroides
Procesos autoinmunes (del sistema inmunológico del cuerpo)
Pueden obligar a disminuir la dosis o incluso a
retirar la medicación:
La disminución de la cifra de leucocitos ( leucopenia)
La disminución de la cifra de plaquetas ( plaquetopenia)
Los efectos secundarios que probablemente tienen más
importancia en las personas hemofílicas son la plaquetopenia
y la leucopenia. En el primer caso, un descenso importante
de la cifra de plaquetas comporta un riesgo sobreañadido
de sangrado.
El caso de la leucopenia tiene que considerarse principalmente
en los pacientes seropositivos (anticuerpos) frente
al VIH; en algunos pacientes se ha demostrado una disminución
de la cifra de CD4.
Así, pues, tanto para vigilar la presencia de efectos
indeseables del Interferón como para asegurar la eficacia
del tratamiento, el control médico tiene que ser exhaustivo.
6.6- ¿Existen otros medicamentos
para el tratamiento de la hepatitis por VHC?.
Actualmente, y sólo a través de protocolos de estudio,
hay disponible otro medicamento antiviral, la Ribavirina,
que se ha demostrado poco útil dado aisladamente, pero
que parece aumentar el efecto del Interferón cuando
se dan conjuntamente.
7.- ¿Qué medidas hay
que adoptar para no contagiar a los demás?
Es bien conocido que la principal vía de transmisión
del VHC es la vía endovenosa. Por dicha razón, es importante
tener en cuenta que la mayoría de adultos hemofílicos
graves se ponen el Factor en su domicilio. Sin embargo,
hay que considerar que las personas con déficits de
la coagulación, sangran con más facilidad, lo cual supone
más riesgo de contraer la infección para la gente que
les rodea.
Las principales medidas que deben seguirse para no
infectar a las personas que conviven con nosotros son
las siguientes:
7.1- ADMINISTRACIÓN DE
FACTOR:
7.1.1- Cuando se disponga a administrarse una dosis
de FACTOR, primero hay que limpiar la superficie sobre
la cual apoyará el brazo con lejía diluida con agua.
Después hay que extender una talla sobre dicha superficie
para que, si caen gotas de sangre en el momento de pincharse,
éstas queden en la talla.
7.1.2- Cuando se administre FACTOR hay que
tener cuidado con guardar el material que se ha utilizado
en los contenedores que pueden obtenerse en la Unidad
de Hemofilia y devolverlos a la misma. Esto es
muy importante no sólo para los familiares sino también
para los trabajadores de la limpieza (basureros, personas
que hacen la limpieza en casa) que podrían sufrir un
pinchazo accidental con este material.
7.1.3- Toda persona que les ayude a administrarse el
FACTOR tiene que llevar guantes, que no es necesario
que sean estériles, para evitar el posible contacto
directo con sangre contaminada. Los guantes tienen que
llevarse todo el tiempo que dure la administración de
Factor. Sobre todo, tienen que evitarse los pinchazos
accidentales (que los guantes no previenen), evitando
procedimientos de riesgo (por ejemplo, volviendo a poner
el capuchón de la aguja que se ha utilizado) y tirar
con precaución el material contaminado en los contenedores
adecuados.
7.2- OBJETOS PERSONALES
Todo paciente infectado por el VHC debe tener algunos
objetos de higiene personal propios.
Tiene que disponer para su uso exclusivo de cepillo
de dientes, y de todos los utensilios que se utilizan
para cuidar las uñas y para el afeitado.
No hay que tener cuidado, por ejemplo, con las toallas
(siempre que no hayan servido para limpiar sangre),
platos, cucharas, tenedores y cuchillos, que se pueden
lavar junto con los utilizados por otros miembros de
la familia.
7.3- SIEMPRE QUE TENGAN
UNA HERIDA, TIENE QUE LLEVARSE CUBIERTA CON UN APÓSITO
(esparadrapo, tiritas, vendas).
7.4- RELACIONES SEXUALES
Ya hemos comentado que la transmisión sexual es poco
frecuente, hecho que se ha demostrado en parejas de
personas hemofílicas.
El uso del preservativo en personas infectadas únicamente
por el VHC y con relaciones heterosexuales estables
no es una recomendación obligada.
8.- ¿Qué hay que hacer cuando el médico le diagnostica
la infección por el virus de la hepatitis C?
En primer lugar no hay que perder la calma, pero sí
intentar obtener la máxima información disponible sobre
esta enfermedad. Un equipo médico especializado en este
tema es quien mejor puede responder todas sus preguntas.
Dado, que en muchos casos, cuando se adquiere el VHC,
éste persiste siempre en el organismo, hay que evitar
sobre todo tomar bebidas alcohólicas u otras sustancias
que puedan dañar el hígado.
Ya hemos comentado que, en la mayoría de casos, la
hepatitis C no provoca ningún tipo de molestia hasta
las etapas más avanzadas de la infección. Ello puede
hacer que el paciente no sea consciente de la enfermedad
y no acuda al médico hasta que se encuentre mal. Este
momento coincide con un comportamiento de la infección
que es irreversible y que no tiene tratamiento.
Por este motivo, cuando se diagnostica la infección
por el VHC el paciente tiene que controlarse desde el
primer momento con un médico especialista, a fin de
decidir si se puede beneficiar del único tratamiento
disponible, el INTERFERÓN.
Es recomendable que a las personas que conviven con
los enfermos, principalmente sus parejas, se les hagan
análisis periódicos para detectar el VHC. Será necesario
valorar los resultados a la hora de tener hijos, si
la mujer esta infectada, ya que la transmisión del VHC
de madres a hijos, aunque baja, puede llegar a ser de
hasta un 5%.
En el momento en que se enteren de que están infectados
por el VHC, tienen que poner en marcha todas las medidas
de prevención del contagio que se han expuesto en el
apartado anterior.
Actualmente no existen vacunas dirigidas contra la
hepatitis C, pero sí contra la hepatitis A y B. Es importante
que si no han pasado estas enfermedades, se vacunen
de la hepatitis A y B. Estas vacunas evitan contraer
las mencionadas infecciones, que podrían comportar un
empeoramiento del estado del hígado.
9.- ¿Qué hay que saber
cuando se es hemofílico y se está contagiado por el
VHC?.
Hay que saber que casi el 100% de personas hemofílicas
que fueron tratadas con factores de la coagulación purificados
antes de 1985, momento en que se pusieron en marcha
las técnicas de inactivación viral, están contagiadas
por el VHC.
Con los concentrados de alta pureza y los sistemas
actuales de inactivación, el riesgo de contagio de la
hepatitis C es casi nulo.
Con el desarrollo de los nuevos factores de coagulación
recombinantes, todavía no se conoce cuál es el riesgo
real de transmisión de la hepatitis C, pero todo hace
suponer que éste sea muy bajo.
La hepatitis C en las personas hemofílicas que no están
infectadas por el VIH; parece que evoluciona de forma
más benigna que en otros colectivos de pacientes que
han adquirido la infección por otros mecanismos como
las transfusiones de sangre. Ésta no es una afirmación
que se pueda hacer con seguridad porque, como ya se
ha comentado, en le mayoría de los casos transcurren
muchos años entre que se adquiere la infección y el
paciente presenta afectación hepática grave.
10.- ¿Qué hay que saber
cuando se es hemofílico y se está contagiado por el
VHC y por el VIH?.
En las personas hemofílicas infectadas por el VIH,
la hepatitis por VHC evoluciona de forma mucho más agresiva
y también se trasmite por vía sexual y de madres a hijos
con más frecuencia que en personas no infectadas por
el VIH.
Los nuevos fármacos antirretrovirales y las medidas
de prevención de infecciones oportunistas que se adoptan
en estos pacientes, hace que tengan una supervivencia
más alta y mejor calidad de vida. Actualmente no existen
estudios suficientemente amplios que demuestren que
estos pacientes se puedan beneficiar del tratamiento
con Interferón. Por otro lado, se ha demostrado que
para el tratamiento con Interferón se requiere una inmunidad
relativamente conservada que algunos autores establecen
en un minimo de 200 cel/mm3 CD4.
Por dichos motivos, la decisión de tratar la hepatitis
C en este grupo de pacientes tiene que estar indicada
por un médico que conozca bien el tema y el paciente
tiene que estar informado de cuáles son los beneficios
y los inconvenientes que este tratamiento puede comportar.
Hay que decir que el tratamiento con Interferón no
tiene contraindicaciones con el tratamiento antirretroviral,
siempre y cuando se hagan controles hematológicos periódicos.
Es precisamente en este grupo de pacientes donde hay
que extremar las medidas preventivas del contagio que
se han mencionado en el apartado 7 y también los que
han de evitar toda ingesta alcohólica, de cara a no
empeorar la función hepática.
10 PUNTOS CLAVE EN LA
INFECCIÓN POR EL VHC
1. El VHC ha sido el principal responsable de las hepatitis
adquiridas por transfusiones.
2. La principal forma de transmisión del VHC es la
vía endovenosa.
3. La infección por el VHC es una enfermedad crónica
que evoluciona muy lentamente.
4. Si puede estar infectado por el VHC tiene que ponerse
en manos de un equipo médico que conozca esta enfermedad
a fondo.
5. No todos los pacientes infectados por el VHC tienen
que recibir tratamiento con Interferón.
6. La prevención es la clave para que esta enfermedad
no se convierta en incontrolable.
7. La infección por el VHC puede no dar ninguna molestia
hasta etapas finales de la enfermedad. Cuando se diagnostica
la infección por el VHC hay que hacer controles médicos
periódicos.
8. Todas las personas infectadas por el VHC deben evitar
la ingesta de bebidas alcohólicas y otros tóxicos hepáticos.
9. Con los concentrados de alta pureza y los sistemas
de inactivación viral, el riesgo de contagio del VHC
es casi nulo.
10. El mantenimiento de un buen funcionamiento del
hígado beneficia a aquellas personas que, además, están
infectadas por el VHC.
Actualitzat: |