La
práctica del ejercicio físico:
Dr. Lluis Puig El
deporte y la hemofília: (Dra. Marisa Cabrera)
La práctica
de ejercicio físico:
El deporte es importante en el enfermo con hemofilia
y es como una forma amena de mantener el tono muscular
que protege las articulaciones.
Es también una excelente forma de relación
social con otros niños o adultos.
En primer lugar es fundamental escoger una actividad
satisfactoria para cada persona y que su práctica
no suponga un riesgo superior al posible beneficio.
Como norma general, no debemos someter las articulaciones
con lesiones previas, a movilizaciones que fuerzen el
arco articular o a resistencias que provoquen una sobrecarga.
La potenciación muscular, básica para
la prevención de la patología articular,
se puede obtener, sin complicaciones, mediante la práctica
de ejercicios isométricos, que contraen el músculo
sin movilizar la articulación adyacente.
Naturalmente es posible ir más allá y
en este sentido la Federación Mundial de Hemofilia
aconseja los siguientes deportes:
- Natación
- Tenis mesa (ping-pong)
- Senderismo
- Pesca
- Baile
- Golf
- Bolos
- Badminton
- Ciclismo
- Paddle
Por norma general, se consideran peligrosos todos los
deportes que conllevan una cierta violencia (boxeo,
motociclismo) o contacto físico (balonmano, baloncesto).
Aunque el fútbol es el deporte que más
se practica, especialmente en las escuelas, no es recomendable
dado el riesgo de contacto directo con la pelota y el
continuo contacto, a menudo violento, entre los jugadores.
Antes de iniciar una actividad deportiva, es necesario
hacer un período de calentamiento para prevenir
lesiones musculares, y al finalizar se completa la sesión
con suaves ejercicios de estiramiento.
Es importante utilizar un calzado adecuado que controle
bien el pie y el impacto del talón.
En caso de molestias articulares o musculares, por
pequeñas que sean, es necesario interrumpir inmediatamente
la actividad. Si existen lesiones articulares o musculares,
es indispensable esperar a su completa resolución
antes de iniciar nuevamente la actividad deportiva.
Los enfermos que están en tratamiento profiláctico
pueden aprovechar los períodos con buenos niveles
de factor para desarrollar estas actividades deportivas,
con menos riesgo de presentar complicaciones hemorrágicas.
En la práctica de un deporte por parte de los
enfermos con hemofilia, es necesario encontrar un equilibrio
entre el beneficio esperado, como consecuencia de la
actividad física y la potenciación muscular,
y las posibles complicaciones.
Será necesario seleccionar una actividad bastante
atractiva para el enfermo pero que se adapte a la posible
patología articular existente.
Dado que la mayoría de los enfermos en edad de
crecimiento siguen pautas de tratamiento profiláctico,
es recomendable coordinar el tratamiento y la práctica
de deporte, de manera que la máxima actividad
coincida con los niveles más altos de factor.
EL
DEPORTE Y LA HEMOFILIA
Dra. Marisa Cabrera
Médico adjunto del Servicio de Cirugía
Ortopédica y Traumatología del Hospital
de Sant Joan de Déu.
Barcelona.
La práctica deportiva controlada no es un factor
de riesgo preocupante en el niño afecto de hemofilia;
ahora bien, hay que tener muy claro que no se trata
de fabricar campeones.
El deporte en estos momentos es un fenómeno
socio-político con un elevado rol económico
y con una gran presión de los medios de comunicación,
principalmente sobre la población infantil.
Todos quieren competir, ganar medallas y ser famosos,
por lo que hay que enfocarlo como un juego, practicándolo
sin reservas ni titulares con una participación
conjunta de todos los niños, sean o no hemofílicos,
fomentando virtudes humanas como el compañerismo,
la generosidad...
Es más importante el desarrollo de la aptitud
física en general que el entrenamiento especializado.
En la hemofilia, como todos sabemos, las hemorragias,
tanto musculares como articulares, dan lugar a la aparición
de la atrofia, que va originando progresivamente nuevos
sangrados, dolor y rigideces articulares, hasta la aparición
de la artropatía, con la consecuente destrucción
articular (artrosis) y, en consecuencia, la invalidez.
Un programa deportivo elaborado específicamente
es útil para la premisa básica del niño
afecto de hemofilia:
El fortalecimiento general de la musculatura, lo que
les permite retrasar la aparición de la atrofia
muscular y, secundariamente, las hemartrosis repetitivas.
Esto responde a la hipótesis según la
cual una articulación mantenida por músculos
y ligamentos sólidos será más estable
y con menos tendencia al sangrado.
En la vida cotidiana existen situaciones que comportan
mucho más riesgo que la práctica deportiva.
Así pues, un niño bien musculado podrá
evitar los accidentes diarios o bien recuperarse más
fácilmente de ellos que el débil, disminuyendo
incluso la administración de factor.
Es básico tener en cuenta los objetivos que
queremos alcanzar al desarrollar un programa deportivo
que se atenga a las necesidades reales de cada niño,
en relación al estadio y a la evolución
de su enfermedad.
Los podríamos sistematizar
en varios puntos: 1. El ejercicio debe estar
controlado directamente por especialistas que conozcan
tanto, por un lado, lo que es la hemofilia y sus riesgos
como, por el otro, el deporte como excelente técnica
de reeducación global, pero también como
medio que puede producir alteraciones por sobrecargas
en el aparato locomotor, y más si ya existen
deformidades y anquilosis.
2. Se iniciará el deporte de una manera paulatina
y progresiva.
3. No creemos que exista limitación en cuanto
a la edad de inicio del deporte.
4. Intentar realizar deportes que, con el menor esfuerzo
posible, movilicen la mayor parte de grupos musculares
y articulaciones.
5. Evitar las sobrecargas, dejando tiempo suficiente
entre cada sesión para recuperación. No
hay que olvidar que es más importante la calidad
del ejercicio que la cantidad.
6. No creemos que sea necesaria la prohibición
en concreto de algún tipo de deporte. Se recomendará,
como se recomienda al resto de la población,
evitar deportes de alto riesgo y practicarlos según
su condición física, edad... Debemos presentarle
un proyecto atractivo en el que se sienta plenamente
realizado.
El deporte practicado por los hemofílicos es
considerado por algunos clínicos como algo aberrante,
como la causa responsable de lesiones y hemorragias.
En consideración a ellos, hemos realizado un
estudio bibliográfico en el que no hemos encontrado
ninguna reseña lógica en relación
a la negatividad del deporte, pero sí hemos encontrado
trabajos, como el de Hoffmann, en 1983, y el de Gandini
S., Bastiani, en 1979, entre otros, en los que se manifiesta
el efecto positivo del deporte en la hemofilia, no sólo
a nivel del aparato locomotor y cardio-respiratorio,
sino también, y muy importante, a nivel psicológico.
Como conclusión a todo lo expuesto, creo que
la actividad física, la motricidad, todo ello
integrado a través del deporte ha de formar parte
de las fases educativas y terapéuticas del niño
hemofílico.
En este sentido, en el deporte, no es una finalidad
«la competición», es un método
orientado a desarrollar, restaurar o mantener las funciones
disminuidas o lesionadas, una técnica terapéutica
funcional adaptada con una metodología especial
destinada a favorecer la integración del niño
hemofílico en el mundo del juego y del deporte
sin sentirse marginado, llegando a la adolescencia y
a la edad adulta sin tantas limitaciones.
Así pues, con esta comunicación pretendo
destruir las actitudes discriminatorias con respecto
al deporte i la hemofilia.
info@hemofiliacat.org
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